El Poder del Mentoreo: Ser una Lider en MAYUSCULAS, por Maria Gabriela Hoch

El Poder del Mentoreo: Ser una Lider en MAYUSCULAS, por Maria Gabriela Hoch

Después de todos estos años de estar trabajando con mujeres líderes a lo largo y ancho de varias partes del mundo, de diferentes organizaciones, industrias, culturas, encontré un denominador común a pesar de todas las diferencias y particularidades. Este denominador me hizo repensar y reconocer un nuevo paradigma con respecto a lo que es ser una LIDER en mayúsculas.

Una buena líder, ante todo ESCUCHA. Cuando aceptas un rol de liderazgo, ya sea en una organización social, de negocios o un proyecto comunitario – es crucial entender tu entorno. Conocerlo profundamente. Hacer preguntas y escuchar a todos los que te rodean, a todos los que te acompañan en la consecución de tus objetivos, entender quiénes son, qué necesitan, qué los moviliza, qué los motiva. Todas las personas tienen un hondo deseo de ser escuchadas y los verdaderos líderes reconocen esa necesidad en los otros y la satisfacen. Los verdaderos líderes, mujeres y hombres, encuentran soluciones sustentables a los problemas que encuentran porque justamente logran un entendimiento y conexión cabal con la gente y su comunidad.

Una buena líder COMPARTE EL PODER. Las líderes más efectivas comparten una creencia en común: “el poder se expande a medida que lo compartimos”. Si liderás sola o solo para vos, seguro no llegarás a ningún lado. Justamente, aprovecha tu lugar de liderazgo para empoderar a otros, para hacerlos brillar. De esta manera, tu impacto, y el impacto de los demás, se multiplica notoriamente. Ya mencionamos la importancia de las redes de mujeres como aceleradores de su liderazgo. Adoptémoslo como una verdad universal. Es un hecho fáctico: con acceso a círculos de influencia las mujeres están infinitamente mejor posicionadas para reconocer el cambio y acceder a posiciones de liderazgo.

Una buena líder BUSCA MENTORES y además SE CONVIERTE EN MENTORA. Otra verdad universal que deberíamos adoptar es que el mentoreo promueve el liderazgo. Sin duda alguna, las mentoras que eligieron invertir en mí me ayudaron a encaminar mi propio camino. La mentora no es alguien que te da una mano sólo para llevarte un paso más adelante, sinoalguien que está y se queda parada detrás tuyo pierdas o ganes, es una alianza. Una buena mentora celebra tus logros, pero una mejor, te alienta a que aprendas de tus errores. Te aconsejo fuertemente que busques mentoras adentro y afuera de tus entornos y círculos. Busca mentoras con quienes puedas hacer una asociación/alianza mientras estés desarrollándote en tu liderazgo.

Pero lo más importante de todo, lo que me gustaría puntualizarte especialmente, es ¡que seas vos misma quien se transforme en una mentora! Compartí tu sabiduría, contactos, talentos y habilidades. Fomenta una reacción en cadena benéfica, donde el resultado sea mayor participación de la mujer en la sociedad, un mundo más justo y equitativo para todas y todos. Según el estudio de Catalyst en 2012, el 65% de las mujeres que fueron mentoreadas, se volvieron mentoras ellas mismas.

El liderazgo es una práctica cotidiana. Es una decisión que tomamos. No existe el momento o la oportunidad perfecta para empezar a liderar. No “se llega” a un lugar para liderar. Se lidera desde el lugar donde estamos. El liderazgo no es un destino final como ya mencionamos, sino que es un camino, un proceso, una elección de vida.

Debemos ser abiertas y estar dispuestas a aceptar y entender que el desarrollo de nuestro estilo de liderazgo es un proceso continuo de aprendizaje y evolución. Incluso siendo una líder emergente, tenés la habilidad y responsabilidad de liderar significativamente, de dejar un legado.

INTELIGENCIA ESPIRITUAL = LIDERAZGO ESPIRITUAL por Maria Gabriela Hoch

INTELIGENCIA ESPIRITUAL = LIDERAZGO ESPIRITUAL por Maria Gabriela Hoch

Tuve la fortuna de poder conversar con Eduardo Chaktoura sobre el último capítulo de mi libro, en mi casa, a diez días de su inesperada y triste partida. Traigo a colación esta historia porque me dejó varias enseñanzas que quisiera compartir con vos.

El entusiasmo que tenía por el lanzamiento inminente de su libro “Inteligencia Espiritual”, hizo que lo recibiera y abriera las puertas de mi casa para que realizara una presentación previa frente a treinta amigas. Nos deleitó con su carisma y enfáticas aseveraciones sobre atrevernos a vivir la vida que queremos. Que era posible. Que solo requería de nuestro compromiso a desarrollar nuestra propia inteligencia espiritual, que es precisamente la capacidad de conocernos verdaderamente a nosotros mismos, de trazar la dirección de nuestra vida y saber atravesar las circunstancias que nos tocaran. Que saldríamos fortalecidas y que lo mejor de todo es que la oportunidad para el cambio depende de nuestra voluntad y actitud con la que nos dispongamos a vivir. Quienes mas entrenen su creatividad, flexibilidad y perseverancia, más probabilidades tendrán de acumular riqueza espiritual.

Sin saberlo, ese encuentro fue el empujón final que necesitaba para darle forma en mi cabeza al último capítulo de este libro. Pues si bien sabía que trataría sobre la cadena de favores, el honrar la vida, y el liderazgo trascendental y sustentable, había algo más, y no encontraba la manera de unirlo.

En el cafecito final que nos tomamos juntos cuando todas se fueron, le comenté sobre mi libro, de qué trataba y el desafío que tenía por delante para englobar todo lo que daba vueltas en mi mente y en mi alma.

Que no solo era HACER, sino SER; y no solo con PASIÓN, sino también con COM-PASION. Que no solo era EMPODERAR, sino EMPODERARTE. Que no solo se trata de CONOCER, sino de CONOCERTE, adentrarte, sumergirte en un trabajo de introspección.   Que el ENTUSIASMO no era porque sí, sino por la VIDA, por DEVOLVER A LA VIDA y HONRARLA.

Que todos tenemos en común que queremos ser FELICES, que la felicidad nace de la GRATITUD, que todos podemos encontrar nuestro MÉTODO para vivir en gratitud. Que esto es el ÉXITO, la felicidad y la armonía que logramos en todos los aspectos de nuestra vida… Una vida llena de SENTIDO, de SIGNIFICADO, de TRASCENDENCIA de tus acciones, del legado que dejás en el mundo… Y que se trata de desarrollar tu LIDERAZGO ESPIRITUAL, tu INTELIGENCIA ESPIRITUAL…

Le dije que el título de su libro me parecía maravilloso…

Me escuchó atentamente, intercambiamos ideas y nos entusiasmamos mutuamente. Me alentó a seguir con la tarea y me dijo que me ayudaría incluso a publicarlo… Eso no pudo pasar… Aunque quizá sí, desde donde esté… nunca lo sabremos.

Su libro llegó finalmente a mis manos por casualidad -aunque hace rato no creo en las casualidades sino en las causalidades, y más aun en las sincronicidades. Me lo devoré en un día. Y cuando seguía compungida rememorando nuestra conversación de apenas seis meses atrás, con sus gestos y su voz, me dí cuenta de que ese día era su cumpleaños. Se me erizó la piel. Mi humilde homenaje es alentarlas a leer su obra maestra.

Como él mismo escribió en su epílogo “no sé qué ocurrirá a partir de ahora, pero tengo la sensación de haber cumplido un objetivo… Me entrego a lo que vendrá. Puedo imaginar muchas cosas que podrían ocurrir a partir de este momento, pero intento detener mi mente y volver a estar plenamente presente aquí y ahora en estas ultimas líneas. Es el final de un nuevo comienzo”.

Nuestro gran desafío, o por lo menos el mío, ahora es integrar el liderazgo transformador y el liderazgo espiritual…Manifestar una existencia con propósito evolutivo…

Gabriel Avruj en su pequeño pero poderoso y contundente libro llamado “Liderazgo Espiritual” describe este concepto de la siguiente manera: “Liderazgo espiritual es hacer que la vida tenga sentido. Es recordar el motivo trascendente por el que estamos aquí y fluir con esa energía transformadora. Es plantarse ante el mundo y gritar: ¡Yo voy primero!… convertirnos en líderes de nuestras propias vidas. Al hacerlo, podemos inspirar a otros a que también lo hagan”. Y agrega: “La clave es convertirse en líder de uno mismo. Estar enfocados en la visión en la que nos gustaría vivir y actuar coherentemente con ella. Solo así lograremos ayudar eficientemente a otros (…) Muchas veces, para creer que esto es posible, necesitamos vernos reflejados en las experiencias de otros. Podemos inspirarnos y pensar: si tú puedes, quizá yo también pueda. Tú me das esperanza”. Y remata: “El liderazgo es espiritualidad en acción. Adquirir la oportunidad de ser un modelo para otros acarrea gran responsabilidad, pero es el mayor servicio que podemos brindar…. Un líder no es quien tiene más seguidores, sino quien es capaz de formar más líderes…”.

¿Cuántas veces te habrás preguntado, o habrás escuchado la pregunta como al viento: Líder  se nace o se hace? Ambos. El líder NACE y SE HACE, se va haciendo, se va desarrollando, se va construyendo…

Todas somos líderes, tenemos que buscar en nuestro interior, desarrollar nuestros talentos, llevarlos a la máxima potencia, autorizarnos y desplegar nuestros dones para aportar y contribuir con nuestra única e invalorable gota de agua al mar, pues sin ella, el mar tendría una gota menos, tal como dijo la madre Teresa de Calcuta.

Fuente: EXTRACTO DEL LIBRO DIARIO DE UNA MUJER VITAL por Maria Gabriela Hoch

El Poder del Mentoreo: Ser una Lider en MAYUSCULAS, por Maria Gabriela Hoch

SER PARTE DE UNA COMUNIDAD DE MUJERES por Maria Gabriela Hoch

He convertido en un principio rector una frase de Alyse Nelson, que me resulta sumamente inspiradora: “El Poder se expande en la medida que lo compartimos”. Y el trabajar en redes es compartir. Parece una paradoja, ¿verdad? No lo es. Puedo afirmarlo por mi propia experiencia y crecimiento. Y una vez más las invito a practicarlo para sus propios recorridos y crecimiento.

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Una de las herramientas poderosas para lograr el empoderamiento es la conformación de redes de mujeres y el networking. De aquí la importancia de desarrollar y armar redes de relaciones. Entretejer una trama entre nosotras. El networking es el arte de desarrollar y mantener una red de contactos que producen un beneficio recíproco. Estos contactos son el capital social del cual disponemos o sea el valor que un individuo obtiene de los recursos accesibles a través de sus redes sociales.

Todos los expertos coinciden en sostener que las personas que llegan a los ámbitos de poder son producto de las relaciones que se van cosechando a lo largo de la vida y carrera profesional.

Uno de los obstáculos que algunas de las mujeres que consultamos para el estudio del Banco Mundial mencionaron como recurrentes, fue justamente la no dedicación a generar y propiciar espacios para establecer nuevos vínculos, para conectarse con otros, para explorar posibles alianzas, para aprender a saber manejar y administrar sus relaciones.

Algunas personas tienen ese don innato, otras no. Pero sin duda, debemos incorporar esta tarea a nuestra agenda diaria de actividades. Debemos desarrollar esa habilidad.

Recuerdo que una vez escribí una columna titulada “Nunca comas sola” inspirada en un libro que había leído.  Para esa ocasión, me puse a investigar sobre el tema, y los tips más interesantes resultaron: participar en alguna organización, institución, cámara de interés; no desestimar las invitaciones a eventos; proponerse almorzar o desayunar una vez por semana con algún cliente, proveedor, llamar a algún contacto que hacía mucho no veías, y contarle lo que estás haciendo o proyectando. Y si te interesa alguna persona en particular, pero no encontrás la forma de llegar a ella, intentalo de todos modos.

En las capacitaciones que incluimos en nuestro Programa de mentoreo, siempre tiene un lugar el tema “redes”, “networking”.

Personalmente, en mis experiencias de contacto con mujeres de otros países me impresionó el espacio que se le da a la promoción de uno mismo: algo que, en nuestra cultura, puede resultar egocéntrico o ser visto como falta de humildad. Lo cierto es que he aprendido a ver este aspecto de nuestro trabajo de otra manera: como un compartir con las demás las construcciones que una misma ha realizado sobre su propia experiencia.

Patricia López Aufranc, frecuente capacitadora en los mentoreos, alienta a las jóvenes a la creación de una “marca personal”.

La creación de una marca personal debe incluir: la reflexión acerca de cómo quiero “ser” y cómo quiero ser “visto”; la decisión de trabajar bien, esforzarse, distinguirse de los demás; el saber crear la demanda para el servicio/producto que uno realiza, ser confiable y tener capacidad de conexión.

Estas competencias van teniendo mayor importancia a medida que uno avanza en su carrera, junto a las competencias propias de la profesión de cada uno.

Sin embargo, aclara:

“Trabajar bien y mucho no es garantía de éxito. El éxito también depende de la forma en que uno se relaciona con los demás y de la posición que uno ocupa en el conjunto de sus relaciones. Cómo uno forma equipos exitosos: mentores, amigos, familia, colegas. Debemos animarnos a formar nuestros propios equipos de promoción.

La calidad de los contactos y la forma en que se usan, y no la cantidad, es lo importante. En las redes debemos dar. Debemos aprender a colaborar. Armar lazos de confianza. Tener credibilidad. Esforzarnos por encontrar oportunidades para ayudar a otros y compartir sus conocimientos (cuanto más uno haga por los demás, más dispuestos estarán los otros a ayudarlo a uno). Es importante construirse una reputación de ser serviciales (helpful). Esta es una regla de oro.

Es importante desarrollar la capacidad de compartir actividades que reúnan a un conjunto de individuos diferentes en torno a un punto común de interés. Identificar actividades compartidas como una manera de ampliar las propias redes. Las asociaciones profesionales, deportivas, culturales, religiosas, actividades de la comunidad, tienen un potencial ilimitado para hacer contactos. En cuanto se identifique algún interés común entre personas que en principio parecen no tenerlo, las barreras desaparecerán.

Es importante unirse a redes existentes y crear las propias redes. Conectar grupos diferentes de personas. Estimular la colaboración y la confianza mutua. Las relaciones llevan tiempo, esfuerzo y crecen a su propio ritmo. Sin embargo, es aconsejable evaluar periódicamente el interés de seguir participando en determinadas redes. La contrapartida de esta situación es no perder nuestro foco. Establecernos metas. Dedicar un tiempo al networking.

Mantenerse conectadas es más importante y más difícil que realizar el contacto inicial. Los contactos que uno tiene son un valor en el desarrollo de la profesión y son cruciales para la vida personal y el éxito de la carrera”.

Y en palabras de Sonia Abadi, quien también nos acompaña desde siempre:

“Las tecnologías de la comunicación han modificado la noción de espacio, de tiempo y también la de los límites de la persona. Esto, a la vez, generó un modo de comunicación donde la Red tecnológica y la Red humana se entrelazan.

Hoy, entre lo individual y lo colectivo, debemos considerar y desarrollar lo conectivo”.

Por otra parte, Florence de Sola, consultora internacional salvadoreña, con quien compartí una capacitación para emprendedoras en Nicaragua, lo explica de esta manera:

“En esencia, hacer networking es fomentar relaciones positivas que nos llevan al crecimiento personal y profesional…Relacionarnos con personas que admiramos, respetamos, y con quienes compartimos ideas e intereses nos ayuda de todas formas: conociendo los éxitos de otras personas podemos saber qué es lo que funciona, y podemos identificar áreas en las que podemos mejorar… Para hacer un networking efectivo, es importante que éste venga desde un lugar de honestidad y transparencia…”

Y sugiere que “podemos practicar los siguientes pasos: Primero, conocernos profundamente, y saber qué valoramos; segundo, tener claridad de nuestros intereses y metas; tercero, saber acercarnos a personas a quienes no conocemos; cuarto paso, poder iniciar una conversación con un interés genuino por la otra persona; el quinto, mantener el contacto a través del tiempo de una manera agradable, amistosa e informativa; y finalmente el sexto, ayudar cuando se puede y agradecer cualquier ayuda cuando se recibe”.

Si tuviese que agregar algo más sobre el networking o la “gestión de las relaciones”, como me gusta llamarlo a mí, sería basarlo en relaciones auténticas y profundas entre las personas, y apalancarse sobre los cuatro acuerdos de la sabiduría tolteca, tal como nos enseña don Miguel Ruiz en su libro: Sé impecable con tus palabras, no te tomes nada personalmente, no hagas suposiciones y haz siempre lo máximo que puedas. En definitiva, una de mis máximas: “Haz con los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti”.

Esa es la filosofía con la que intento permanentemente regir mi manera de ser, conectarme y trabajar en red.

Estoy convencida de que la mayoría de los problemas son de relaciones. Por lo tanto, es algo que tenemos que cultivar y cuidar. Y otro punto importante: estar atentos a no dejarnos contaminar por nuestras propias etiquetas, prejuicios y estereotipos.

Hay que ser verdaderamente generoso con el otro, especialmente reconociendo su invaluable aporte. Todos, de una manera u otra, somos únicos, y nuestra participación e interacción es única.

Esto no quiere decir que no existan errores, falta de criterio, falta de comunicación, y/o simplemente un mal día donde las cosas no se hicieron o dieron como debían… Cuando esto ocurre, propongo no dejar pasar estos temas, sino hablarlos con todas las letras, oraciones y correcciones necesarias. Lo que es inadmisible es inadmisible. Pero ojo. Solo hablamos de la situación en sí, del resultado no querido, no de la persona. Y en esto hay que ser muy cuidadoso: “Duro con el problema, blando con las personas”, otra de mis máximas.

Fuente: EXTRACTO DEL LIBRO DIARIO DE UNA MUJER VITAL por Maria Gabriela Hoch