Después de todos estos años de estar trabajando con mujeres líderes a lo largo y ancho de varias partes del mundo, de diferentes organizaciones, industrias, culturas, encontré un denominador común a pesar de todas las diferencias y particularidades. Este denominador me hizo repensar y reconocer un nuevo paradigma con respecto a lo que es ser una LIDER en mayúsculas.

Una buena líder, ante todo ESCUCHA. Cuando aceptas un rol de liderazgo, ya sea en una organización social, de negocios o un proyecto comunitario – es crucial entender tu entorno. Conocerlo profundamente. Hacer preguntas y escuchar a todos los que te rodean, a todos los que te acompañan en la consecución de tus objetivos, entender quiénes son, qué necesitan, qué los moviliza, qué los motiva. Todas las personas tienen un hondo deseo de ser escuchadas y los verdaderos líderes reconocen esa necesidad en los otros y la satisfacen. Los verdaderos líderes, mujeres y hombres, encuentran soluciones sustentables a los problemas que encuentran porque justamente logran un entendimiento y conexión cabal con la gente y su comunidad.

Una buena líder COMPARTE EL PODER. Las líderes más efectivas comparten una creencia en común: “el poder se expande a medida que lo compartimos”. Si liderás sola o solo para vos, seguro no llegarás a ningún lado. Justamente, aprovecha tu lugar de liderazgo para empoderar a otros, para hacerlos brillar. De esta manera, tu impacto, y el impacto de los demás, se multiplica notoriamente. Ya mencionamos la importancia de las redes de mujeres como aceleradores de su liderazgo. Adoptémoslo como una verdad universal. Es un hecho fáctico: con acceso a círculos de influencia las mujeres están infinitamente mejor posicionadas para reconocer el cambio y acceder a posiciones de liderazgo.

Una buena líder BUSCA MENTORES y además SE CONVIERTE EN MENTORA. Otra verdad universal que deberíamos adoptar es que el mentoreo promueve el liderazgo. Sin duda alguna, las mentoras que eligieron invertir en mí me ayudaron a encaminar mi propio camino. La mentora no es alguien que te da una mano sólo para llevarte un paso más adelante, sinoalguien que está y se queda parada detrás tuyo pierdas o ganes, es una alianza. Una buena mentora celebra tus logros, pero una mejor, te alienta a que aprendas de tus errores. Te aconsejo fuertemente que busques mentoras adentro y afuera de tus entornos y círculos. Busca mentoras con quienes puedas hacer una asociación/alianza mientras estés desarrollándote en tu liderazgo.

Pero lo más importante de todo, lo que me gustaría puntualizarte especialmente, es ¡que seas vos misma quien se transforme en una mentora! Compartí tu sabiduría, contactos, talentos y habilidades. Fomenta una reacción en cadena benéfica, donde el resultado sea mayor participación de la mujer en la sociedad, un mundo más justo y equitativo para todas y todos. Según el estudio de Catalyst en 2012, el 65% de las mujeres que fueron mentoreadas, se volvieron mentoras ellas mismas.

El liderazgo es una práctica cotidiana. Es una decisión que tomamos. No existe el momento o la oportunidad perfecta para empezar a liderar. No “se llega” a un lugar para liderar. Se lidera desde el lugar donde estamos. El liderazgo no es un destino final como ya mencionamos, sino que es un camino, un proceso, una elección de vida.

Debemos ser abiertas y estar dispuestas a aceptar y entender que el desarrollo de nuestro estilo de liderazgo es un proceso continuo de aprendizaje y evolución. Incluso siendo una líder emergente, tenés la habilidad y responsabilidad de liderar significativamente, de dejar un legado.